Para lograr grandes objetivos debemos estar dispuestos a correr algunos riesgos. Ir contra la corriente no es cómodo y en ocasiones los resultados pueden tardar en llegar.
Cuando era pequeño jugaba beisbol y solía ser por encargo de mi coach el robador de bases de mi equipo y me decía una frase que después descubrí que era de Wilkox:
"El progreso siempre implica riesgo. No es posible robarse la segunda base y mantener un pie en la primera"
Cuando corremos ciertos riesgos, la mayor parte de nosotros sigue la lógica de la consecuencia: ¿Qué producirá el mejor resultado? Pero los rebeldes se plantean algo diferente: ¿qué hace una persona como yo en esta circunstancia? Cuando usamos la lógica de la consecuencia siempre encontramos motivos para no perder riesgos, en cambio; la lógica de la de mirar hacia dentro de nosotros mismos nos libera del resultado y nos lleva a intentar lo que otros no harían.
Sin embargo, en las organizaciones, ser rebelde no es algo bien visto. La razón, es muy lógica, en la mayor parte de las organizaciones se promueve el consenso no la disidencia, de esta forma el pensamiento de grupo no permite otro tipo de opiniones que vaya en contra de las opiniones dominantes. No se trata de una rebeldía sin sentido, sino de ser rebeldes con causa, buscar nuevos caminos para obtener las metas o incluso superarlas.
Cuando en una organización se permean ciertas ideas hasta convertirse en leyes, escritas o no, la diversidad de pensamiento pasa a un segundo plano, incomoda y en algunos casos se intenta evitar. Sin embargo, cuando esto pasa, las organizaciones se privan de la reflexión, de renovar sus ideas, de renovar su foco, y comienzan por el camino del pensamiento único, que, en este tiempo de tantos cambios, las llevará a anquilosarse.
Los nuevos liderazgos deben fomentar esa sana disidencia, esa diversidad de pensamiento, ese enriquecimiento de los puntos de vista que nos lleve en todo momento a avanzar. Si embargo, los riesgos que fomenta el cambio y la ambigüedad no se dan de forma natural, lo natural es el sentimiento de grupo.
La clave esta en cómo fomentar un sentimiento de grupo fuerte y al mismo tiempo fomentar la disidencia, ¿no estaremos en posiciones contrapuestas e incompatibles? El único que esta capacitado y empoderado para fomentar ambas actitudes es el líder, por esa razón el primer convencimiento debe ser en el líder y en la convicción de renunciar a la tendencia a buscar aprobación de todos, a salir de la zona de confort para someter una y otra vez las decisiones al escrutinio de los demás.
Para tomar decisiones sabías y resolver problemas complejos los grupos necesitan de una pluralidad de ideas y de opiniones diversas que enriquezcan las posibilidades de actuación, la mentalidad de pensamiento único no permite pensar fuera de la caja.
¿Se puede entonces lograr un grupo cohesionado y que colabore aún a pesar del pensamiento divergente y de la disidencia? En el fondo pienso que sí, porque estamos unidos en el objetivo, en los propósitos, en los valores de la organización, pero los caminos para llegar a esas metas se pueden discutir porque cambian en función de las circunstancias.
Lo peor que puede pensar un líder de un grupo, es suponer que la disidencia cuestiona su liderazgo porque no es así, la discusión se plantea no sobre las personas sino sobre las ideas. Conviene huir del pensamiento único y darle la bienvenida a la disidencia, a los rebeldes con causa, porque cada vez que exista un problema o reto existirán diversas formas de resolverlos, escucharlas, analizarlas, estudiarlas permitirán apertura de mente. Fomentar la disidencia permite a las organizaciones avanzar, descubrir nuevos caminos, nuevas oportunidades.
Entre más posición tienen las personas más tienden a defender el status quo, porque intentar desafiarlo es correr riesgos, de esta forma no es fácil convertirse en un rebelde dentro de una organización. Hacerlo requiere tener cierta autoridad, de otra forma ese desafío se puede pagar muy caro, entonces ¿significa que los que tendrían que desafiar el status quo son los que tienen autoridad? Pues en cierto sentido si, sin autoridad, formal o informal es muy difícil desafiar el status quo.
Un rebelde con causa puede ser cualquiera en la organización, sin embargo, cuando el rebelde es el líder, todo se facilita. Y si el líder se da cuenta de que ese rol no es lo suyo, más le vale poner las condiciones adecuadas para fomentar esa divergencia en la forma en la que arma su equipo, en la forma en la que los incentiva, en la forma en la que permite esa divergencia que enriquece las organizaciones.
Las opiniones disidentes son muy útiles, aún cuando puedan ser equivocadas porque generan reflexión.
Las organizaciones sin esa sana disidencia, sin rebeldes con causa, entrará en el penoso camino de la muerte lenta, es un signo de nuestros tiempos, las organizaciones del siglo XXI son así, de nosotros depende adaptarnos a esta realidad o no. Fomenta las opiniones críticas, permite que las expresen, que forme parte de tu cultura.
Sin disidencia no hay diversidad, sin diversidad se pierde riqueza y sin ella perdemos la gran oportunidad de ver más allá de la ruta que ordinariamente caminamos. La diversidad nos da la riqueza necesaria para mantenernos siempre vigentes.
Sin disidencia no hay diversidad, sin diversidad se pierde riqueza y sin ella perdemos la gran oportunidad de ver más allá de la ruta que ordinariamente caminamos. La diversidad nos da la riqueza necesaria para mantenernos siempre vigentes.
Jorge Peralta
@japeraltag
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