domingo, 17 de junio de 2018

7 falacias con las que un emprendedor comúnmente se auto-engaña

Para emprender se requiere de un grado de optimismo más allá de lo normal, de otra forma no se entendería que se corran los riesgos inherentes a la actividad.

Cuando emprendes la adrenalina corre por las venas y tu visión de la realidad cambia, tiendes a ver oportunidades donde otros no ven nada. Suele suceder que tu optimismo se desborda de tal forma que tiendes a distorsionar la realidad, principalmente pensando que las cosas son más fáciles, más baratas y más rápidas de lo que realmente son.

Un amigo, suele decir, que los proyectos son como nuestros hijos, los vemos más guapos y listos de lo que realmente son.

Cuando emprendes sueles auto engañarte en algunos temas de vital importancia. Sueles engañarte en ciertos temas que introducen sesgos a tu toma de decisiones. Los sesgos son una distorsión de la realidad que nos lleva a creernos nuestras propias mentiras. Aquí quiero comentarte los más típicos:
  1. Falacia por exceso de planificación. Sucede cuando te engañas pensando que las cosas serán como tu quieres que sea, cuando la realidad es como es. Querer analizar los proyectos con un enfoque financiero partiendo de supuestos que no sea han validado permite llegar a conclusiones equivocadas. El Excel y el power point son maravillosos porque te permiten engañarte y hacer números alegres. Hacer un Business Plan en etapa temprana es la mejor forma de inventar números, que no sólo no son útiles, sino que facilitan los errores en la toma de decisiones.
  2. Falacia por Falso Consenso. Sucede cuando piensas que todo el mundo ve los problemas como tu los ves. Sueles extrapolar necesidades o problemáticas tuyas a un mundo que no tiene esos problemas ni ve la realidad como tu lo ves. Para salir de esas dudas tienes que investigar y ver si el mundo tiene esos u otros problemas. “Todo mundo toma café”, “todo se compra ahora por internet”, y un largo etcétera.
  3. Falacia por dedicación. Después de cierto tiempo trabajando en el mismo proyecto y habiendo recibido retroalimentaciones positivas de gente cercana comenzamos a cerrarnos a las opiniones contrarias o retrasamos el contacto con gente extraña que nos haga salir de la comodidad de nuestro ambiente. 
  4. Falacia del costo unitario. Hacer números y pensar que el precio debe ir en función del costo unitario actual, cuando en realidad el precio de venta esta fijado por el mercado y los costos terminan siendo una referencia que conviene analizar con detalle. En una etapa temprana el principal objetivo es el aprendizaje y no la rentabilidad.
  5. Falacia de la experiencia. Cuando alguien tiene amplia experiencia en áreas funcionales de grandes empresas no garantiza que su conocimiento se aplique a proyectos en fase temprana. No es lo mismo ejecutar que descubrir.
  6. Falacia del dimensionamiento del mercado objetivo. También se conoce comúnmente como la Falacia del 1%. Seguramente habrás escuchado a un emprendedor emocionado comentar: “la necesidad es tan grande y tantos millones de personas con ese problema que con que nos quedemos con el 1% del mercado será un gran negocio. En muchos proyectos, las limitaciones no son de tamaño de mercado sino de acceso y de diferenciación, así como de capacidades internas para aprovecharlos en fase temprana. Mientras no se mida con mayor claridad el mercado objetivo que el proyecto puede alcanzar en fase temprana y se deje volar la imaginación con datos estadísticos demográficos nacionales, se harán cuentas alegres que sólo distorsionan la realidad.
  7. Falacia de la necesidad de capital. Existe una fascinación por las startups de recibir capital, y no deja de ser sumamente atractivo recibir inversión, el problema real radica en que todo debe ser a su debido tiempo. Si el capital llega antes de tiempo, antes de validar y pivotear el modelo de negocio aterrizado en la realidad, es probable que el dinero lejos de ayudar los desenfoque. El capital siempre será bienvenido, pero a su debido tiempo, principalmente cuando ya se tenga claro que se hará con él.

La pregunta será: ¿Cómo salir de estas dudas? ¿Cómo evitar caer en estos sesgos? ¿Cómo salir del riesgo del autoengaño?

La respuesta es fácil de entender, pero difícil de hacer: Tratando de leer la realidad, de entender qué es lo que realmente el cliente busca y si tenemos una propuesta verdaderamente diferencial. Sin experimentar a través de prototipos, aprender de los usuarios y pivotear con los aprendizajes, salir de esta situación es imposible. 

Nos quedan dos opciones: o tenemos una intuición fuera de serie y mucha suerte para atinarle sin experimentar o bien somos sensatos y armamos un plan de investigación para salir de dudas y no dejarnos engañar con estas 7 falacias que son de lo más común.

Jorge Peralta
@japeraltag

@idearialab

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