Una empresa moderna es aquella donde los empleados tienen la oportunidad de ser emprendedores. Se trata de impulsar sus ideas, de hacerlas realidad, de permitirles aportar al futuro de la organización y en su caso, si tienen esa vocación participar de los riesgos del resultado.
Esas nuevas ideas pueden o no ir de la mano con la operación actual y será necesario trabajar con ellas para decidir si conviene o no ejecutarlas en la organización o si son unas estupendas ideas para echarlas a andar de forma independiente.
El tema es dejar la puerta abierta, para que ellos puedan proponer todas las oportunidades que van descubriendo en el camino. Pero eso requiere que las personas tengan los ojos abiertos y una disciplina para no dejarse llevar por las querencias sin el rigor del análisis. Estar abiertos al error y a que nuestras ideas puedan resultar un fracaso y a que posiblemente cuesten tiempo y dinero.
Que difícil es estar abiertos en la organización para los riesgos, casi siempre cuando las empresas crecen quieren hacerlo en un entorno predecible, sin conflicto y sin cuestionarse el status quo.
En definitiva una empresa moderna necesita varios elementos:
- Un ambiente adecuado para la creación.
- Tiempo para crear.
- Un proceso para proponer y experimentar.
- Personas exigentes consigo mismas que colaboren.
- Compartir la visión de largo plazo.
No es fácil desprenderse de un tiempo exprofeso que los colaboradores tengan para crear, mientras sigas pensando que les pagar por horas, estarás cuidando los centavos y perdiendo los pesos ¿Cómo le hacemos para que ese empleado lleve su idea a la práctica?
¿Y si no se ajusta a ninguna de las líneas actuales? ¿Qué hacemos con la idea, y qué hacemos con el empleado? Todas esas son preguntas que en su momento se deben responder pero que lo más conveniente será participar de alguna forma del fruto de las ideas a sus creadores. No existen recetas únicas, dependerá de la persona, de la empresa y de las circunstancias específicas.
Pero no sólo es responsabilidad de la empresa un ambiente adecuado sino también de empleados responsables que con generosidad vean más allá de la simple quincena. La retribución por un trabajo y la aportación que cada persona hace al conjunto de la organización es un tema muy difícil de valorar con justicia y con efectividad.
La línea entre la justicia y la efectividad es una línea muy tenue que conviene plantearse en cada caso particular, sin prejuicios y con el mejor ánimo de sumar y de compartir. Siempre que nos encontremos en una encrucijada en estos temas lo mejor es pensar en que debemos ser generosos, dar siempre más allá de lo que consideramos que es justo, eso también va construyendo una cultura adecuada para el largo plazo.
Los viejos esquemas laborales se hicieron en el siglo pasado cuando los trabajos creativos no existían como los concebimos ahora; la movilidad, la tecnología, la mente de obra en lugar de mano de obra, han cambiado la lógica del trabajo. Ahora no hablamos de horas sino de responsabilidades, no hablamos de un lugar sino de un espacio; muchas cosas han cambiado, muchas cosas cambiarán, sin embargo, el talento seguirá ahí para crear y para aportar.
La libertad no significa desorden ni falta de compromiso; no significa pereza ni falta de responsabilidad, significa confianza y saber lidiar con nuevas formas de organización, con personas de diferentes generaciones que quieren un lugar para cumplir sus sueños.
Nadie quiere trabajar en una empresa aburrida y vieja, así que si tenemos la posibilidad de hacerla moderna no dejemos de luchar por ello.
Jorge Peralta
@japeraltag
@idearialab
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