En mis tiempos de estudiante universitario el tenis era mi deporte
favorito, era una buena manera de hacer ejercicio y ponerse en reto en cada
partido, en cada torneo. Formar parte del equipo representativo de la
universidad permitía que constantemente participara en competencias y tuviera
que mantenerme en forma para al menos competir, para dar la pelea. Recordando
aquellos tiempos, sin ser una “estrella” del deporte, lo usual era que entre
mejor jugaba el rival o más nivel tenía, mejor era mi desempeño en el juego: a
mayor reto, mejor desempeño.
Entre mayor sea el reto y más competentes los rivales, exige un
mejor juego.
Algo similar pasa con las conversaciones, en la medida en que las
conversaciones tocan temas relevantes y se abre la discusión con personas que
tienen diferentes opiniones y son capaces de expresarlas con claridad, la mente
va funcionando mejor y se va abriendo a nuevos horizontes que permiten mejorar
las ideas y la capacidad de comunicación.
Cuando la conversación se lleva a cabo entre personas distintas,
con diferencias en su forma de concebir al mundo esa conversación se enriquece
de tal forma que da lugar a nuevas ideas. Si, las buenas ideas, atraen a otras
buenas ideas; las personas pensantes atraen personas pensantes, el talento atrae
talento.
Esta semana fue especialmente rica para mi, regresar después de
algunos años a participar como profesor invitado de un prestigioso MBA abrió
nuevos horizontes a la discusión de temas. Uno de ellos, fue sobre la
conveniencia de compartir el conocimiento y hasta donde convenía abrir sin
restricciones ese conocimiento para servir como punto de apoyo a construir
nuevo conocimiento.
No es un tema nuevo, siempre esta sobre la mesa la discusión de
hasta donde conviene compartir o hasta donde proteger los conocimientos
adquiridos para generar con ellos el máximo beneficio. Los sistemas de
protección a la propiedad intelectual tienen su razón de ser en el favorecer
que la generación de conocimiento beneficie a sus autores. Para los profesores
siempre existe la duda si compartir al 100% el material desarrollado o
“guardase algo para después”.
Mi opinión sobre el tema es muy claro: compartir es mejor que
proteger; tal vez algunas personas piensen lo contrario y será muy respetable,
pero mi experiencia siempre ha sido que gano más cuando comparto. Si, gano más.
Justo esta semana de visita en Guadalajara, ciudad donde viví
algunos años en la última década del siglo pasado, me reuní con buenos amigos
con los que tenía tiempo no conversaba y también me di la oportunidad para
cenar con unos jóvenes alumnos del MBA que se quedaron inquietos con las
sesiones que tuvimos esa tarde. Creo que fue el tiempo mejor invertido.
El resultado de la visita fue maravilloso; en alguna medida fue
reeditar lo que me sucedía en los tiempos universitarios cuando jugaba tenis
con jugadores mejores que yo; provocaron que tuviera que salir mi mejor juego
para darles batalla. Estos días fueron estupendos para lograr algunas
conversaciones inspiradoras que removieron ideas, conceptos, que lograron
abrirme nuevamente horizontes sobre temas que hasta hace días no me
cuestionaba.
¡Que importantes son las conversaciones!
Recuerdo el buen libro de Steven Johnson “ ¿De dónde vienen las
buenas ideas?
En mi caso, he llegado a la conclusión de que las buenas ideas
surgen de ideas que han sido conversadas, que han sido dialogadas, que han sido
discutidas, con esa apertura para reflexionar si debemos cambiar alguna opinión
o confirmarla o ampliar la perspectiva para seguirla discutiendo.
La rapidez con la que se mueve nuestro mundo obliga a cuestionar
si los paradigmas que han puesto nuestro marco de referencia continúan vigentes.
No estoy hablando de relativismo sino de esa intención sana de cuestionar todos
los temas opinables para avanzar con un mundo que nos sorprende cada vez que
nos detenemos a observarlo con detalle.
Detrás de una conversación verdadera se esta más cerca de la
verdad; la única forma de acercarnos a la verdad es con la ayuda de los demás.
Es una conversación escuchamos verdaderamente el punto de vista de los demás, y
no sólo por educación sino con el verdadero deseo de entender lo que piensa el otro
para enriquecer nuestro pensamiento.
Gracias por las conversaciones verdaderas de este fin de semana.
Gracias por esos diálogos sinceros y esa apertura, de esas conversaciones de
calidad que nos hacen crecer, que nos permiten sintonizar y encontrar nuevas
vías, que nos hacen descubrir la riqueza que hay en nosotros y la que hay en
los demás.
La empatía y la riqueza que cada persona tiene consigo solo se
engrandece compartiendo lo que tienes, lo que sabes y lo que eres; sólo así se
logran conversaciones inspiradoras que tienen como fruto hacerte una mejor
persona.
Jorge Peralta
@japeraltag
@innovadisrup
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