Cuando los números no van bien, generalmente surgen dos tipos de
personajes en la empresa: los controlers y los innovadores.
Los controlers son esas personas que piensan que todo se resuelve
con eficiencia, austeridad y control. Volver a las bases, lo que se ha
comprobado que da resultados, reduciendo gastos en todo aquello que no sea
indispensable. Usar el poder y la jerarquía para apretar a los empleados, a los
proveedores y si se puede, también a los clientes, serán cuidadosos de todo
aquello que represente un egreso, apretarán el gasto hasta donde sea posible, y
si se puede más, más. Nada de correr riesgos, mejor ir por el camino probado,
que no hay especio para cometer errores, y cuando estos aparecen, la sentencia
del autor es la muerte.
Nadie duda que la receta de los controlers suele ser eficaz en
cierta medida, sin embargo, tal vez su único tendón de Aquiles sea que los
clientes no siempre se dejan apretar. Cuando un cliente no esta contento
buscará alternativas y seguirá siendo cliente hasta que no encuentre otra
opción mejor, lo cual, en nuestro tiempo resulta un tanto difícil; casi en
cualquier campo existen competidores tratando de aprovechar las oportunidades
que los demás dejan sin atender.
Existe otra especie de personajes que son los innovadores, esos
que buscan el cambio, que toman algunos riesgos, que están dispuestos a probar
cosas nuevas, aquellos que piensan primero en el valor y luego en el costo. Son
aquellos que buscan nuevas soluciones para los clientes, que buscan inspiración
en otras industrias, que tratan de abrir nuevas alternativas aún cuando corran
algunos riesgos.
Ambas especies son necesarias, sin embargo, ese distinto foco, con
lógicas completamente distintas deben convivir sin contraposición pero cada uno
en el ámbito donde funcionan mejor.
Los cambios que se plantean en una organización para recuperar su
rentabilidad, para buscar más
crecimiento y lograr su consolidación, es un tema que tiene diferentes aristas,
que no es lineal y que es más complejo que simplemente ponerse creativos o
buscar la ortodoxia. Existen ámbitos de la empresa donde deben entrar a jugar
los controlers buscando la ortodoxia y otros donde los innovadores deben llevar
la pauta para lograr el cambio.
Para entender mejor el ámbito de cada uno conviene diagnosticar
cuáles son esos “problemas que nos cierran la puerta” y cuáles son esas
ventajas competitivas que debemos construir. Si no somos capaces de resolver
los “problemas que nos cierran la puerta” la organización se puede morir de un
“infarto”, súbitamente; por otra parte, si no somos capaces de construir
ventajas competitivas verdaderamente diferenciadoras la organización podrá
morir de “diabetes”, lentamente.
Una combinación de ambos roles, el controler y el innovador suele
ser una fórmula de éxito, dónde se meta el cuchillo para cortar todo lo que
estorba pero no tanto que corte músculo, y un innovador que vaya proponiendo
temas de futuro que vayan transformando a la organización.
Cuando el controler piensa en innovación se le ocurren sólo
mejoras que buscan eficiencia, pero le cuesta mucho pensar fuera de la caja. El
innovador propone asociaciones locas que a nadie más se le podrán ocurrir pero
es necesario irle informando de cómo va su cuenta de gastos para que no se
vuelva loco. El innovador requiere de ese caos contenido con una lógica que va
más allá de la lógica del negocio conocido.
El esquema de los tres horizontes que explicamos en el post 3 posturas sobre la innovación podrá ayudarte a clarificar que entre más radicalidad busquemos en el cambio
más es necesario el rol del innovador.
La empresa tiene una realidad pendular en la que en ocasiones se
requiere el reinado de los controlers y en otro momento del reinado de los
innovadores. Lo mejor será un líder ambidiestro que sepa muy bien que rol tomar
en cada momento. ¿Tú que opinas?
Jorge Peralta
@japeraltag
@innovadisrup
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