domingo, 11 de junio de 2017

Entrenados para ejecutar, no para descubrir

En la mayor parte de las empresas es más común trabajar con innovaciones incrementales que con innovaciones disruptivas, lo cual suena lógico; todos preferimos mejorar algo que ya existe porque es más complicado generar una innovación radical que requiere descubrir nuevas oportunidades y eso requiere de otras competencias.

Hace unas semanas tuve una publicación muy polémica en mis redes donde afirmaba que una de las conclusiones de mi tesis doctoral:

Las universidades no están diseñadas para desarrollar empresarios sino personas que gestionen de forma eficiente procesos en empresas existentes.

Sigo pensando lo mismo, pero ahora la reflexión va dirigida a que no es algo propio de una organización en particular sino que es una condición humana, no nos gusta la incertidumbre, nos gusta lo conocido y por eso es común enfocarse en la innovación incremental.

Ya lo decía Clayton Christensen en su libro el ADN del innovador: “ El 70% de los directivos de la empresas están concentrados en la ejecución de los modelos de negocio existentes y no en el descubrimiento de nuevas oportunidades”.

La innovación incremental es aquella que trabaja sobre problemas conocidos del cliente y enfocados en una tecnología o conocimiento maduro que busca mejorar las características de un producto o servicio. Esta innovación es indispensable para mantenerse vigentes con los clientes y que como consecuencia contribuye a mantener la posición en el mercado de las empresas.

La innovación incremental es necesaria pero tiene una limitación, esta orientada a mejorar un producto o servicio, a mejorar la ejecución y no a pensar en algo diferente, en una mejor solución. Todo parece maravilloso en este camino hasta que llega alguno con una innovación más radical que los casa del mercado.

La innovación disruptiva requiere de un proceso mental distinto, de enfocarse en descubrir nuevas necesidades de las personas, entender su comportamiento, entender que le molesta, que le gusta, que le frustra, que le interesa, que quisiera encontrar y no lo encuentra por lo que acaba comprando lo que no quiere porque tiene otra opción.

Ese descubrimiento es lo que requiere de unas competencias distintas en la organización y que requiere de un proceso diferente a la ejecución. Se requiere de un proceso de observación distinta, de mayor profundidad que no tiene mucho que ver con la ejecución sino que requiere un mindset diferente.

Cuando en la mayor parte de las organizaciones se privilegia le eficiencia queda poco tiempo para pensar, las personas prefieren ocuparse en actividades rutinarias que les impliquen poco reto intelectual, es mejor repetir funciones que nos permitan entrar en rutinas.

Se requiere tiempo específico para pensar, y herramientas específicas para entender el comportamiento de los usuarios que ofrezcan nuevas ideas para descubrir oportunidades de negocio no exploradas, solo así las organizaciones podrán avanzar.

En las universidades es necesario que los nuevos talentos conozcan como ejecutar las herramientas y procesos clave que son conocidos como las mejores prácticas, pero es neceario dejar ese espacio para dotar de herramientas que los entrenen para pensar, para ir más allá que solo centrarse en la ejecución.

La innovación incremental es importante, pero no es suficiente.

Jorge Peralta
@japeraltag


@idearialab

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