En la mayor parte de las empresas es más común trabajar con
innovaciones incrementales que con innovaciones disruptivas, lo cual suena
lógico; todos preferimos mejorar algo que ya existe porque es más complicado generar
una innovación radical que requiere descubrir nuevas oportunidades y eso
requiere de otras competencias.
Hace unas semanas tuve una publicación muy polémica en mis redes
donde afirmaba que una de las conclusiones de mi tesis doctoral:
Las universidades no están diseñadas para desarrollar empresarios
sino personas que gestionen de forma eficiente procesos en empresas existentes.
Sigo pensando lo mismo, pero ahora la reflexión va dirigida a que
no es algo propio de una organización en particular sino que es una condición
humana, no nos gusta la incertidumbre, nos gusta lo conocido y por eso es común
enfocarse en la innovación incremental.
Ya lo decía Clayton Christensen en su libro el ADN del innovador: “
El 70% de los directivos de la empresas están concentrados en la ejecución de
los modelos de negocio existentes y no en el descubrimiento de nuevas
oportunidades”.
La innovación incremental es aquella que trabaja sobre problemas
conocidos del cliente y enfocados en una tecnología o conocimiento maduro que
busca mejorar las características de un producto o servicio. Esta innovación es
indispensable para mantenerse vigentes con los clientes y que como consecuencia
contribuye a mantener la posición en el mercado de las empresas.
La innovación incremental es necesaria pero tiene una limitación,
esta orientada a mejorar un producto o servicio, a mejorar la ejecución y no a
pensar en algo diferente, en una mejor solución. Todo parece maravilloso en
este camino hasta que llega alguno con una innovación más radical que los casa
del mercado.
La innovación disruptiva requiere de un proceso mental distinto,
de enfocarse en descubrir nuevas necesidades de las personas, entender su
comportamiento, entender que le molesta, que le gusta, que le frustra, que le
interesa, que quisiera encontrar y no lo encuentra por lo que acaba comprando
lo que no quiere porque tiene otra opción.
Ese descubrimiento es lo que requiere de unas competencias
distintas en la organización y que requiere de un proceso diferente a la
ejecución. Se requiere de un proceso de observación distinta, de mayor
profundidad que no tiene mucho que ver con la ejecución sino que requiere un
mindset diferente.
Cuando en la mayor parte de las organizaciones se privilegia le
eficiencia queda poco tiempo para pensar, las personas prefieren ocuparse en
actividades rutinarias que les impliquen poco reto intelectual, es mejor
repetir funciones que nos permitan entrar en rutinas.
Se requiere tiempo específico para pensar, y herramientas
específicas para entender el comportamiento de los usuarios que ofrezcan nuevas
ideas para descubrir oportunidades de negocio no exploradas, solo así las
organizaciones podrán avanzar.
La innovación incremental es importante, pero no es suficiente.
Jorge Peralta
@japeraltag
@idearialab
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