domingo, 23 de julio de 2017

¿Cuándo la innovación te lleva al fracaso?

La innovación no es algo nuevo, es algo que las empresas han hecho desde siempre, sin embargo, en este siglo se ha puesto de moda porque es algo indispensable cuando las organizaciones quieren mantenerse vigentes. Sin embargo, no se trata de una moda pasajera sin una razón de ser profunda, como sucede con otras muchas; no, se trata de algo que llego para quedarse porque el mundo esta en un continuo y acelerado cambio.

Tal vez el cambio acelerado es lo que provoca que la innovación sea una constante en la mente de todos los que dirigen empresa y hoy sea un tema recurrente en los círculos académicos, en las asociaciones empresariales, y es considerado casi de forma unánime como un ingrediente necesario para el éxito.

¿Habrá quien se atreva a no considerar la innovación como un tema relevante en su gestión?

El problema con la innovación no es de buena prensa, todos están de acuerdo con ella, el problema real consiste en provocarla de la forma adecuada: en el momento adecuado, con las herramientas adecuadas y con las personas adecuadas. Es justo en esa combinación de momento-herramientas-personas lo que hace que no muchas organizaciones estén dispuestas a llevar la a cabo y terminen siendo “simulacros de innovación”.

Los “simulacros de innovación” son esos intentos bien intencionados por desarrollar innovación en las organizaciones que al caer en varios vicios de origen terminan fracasando y lo que es peor, vacunando a la organización para no intentarlo nuevamente. Fracasar siempre es bienvenido cuando es parte de un proceso de aprendizaje, o bien cuando provoca la reflexión de los temas que no funcionaron correctamente y se corrige para avanzar.

La innovación requiere de los motivos correctos para hacerlo, ¿Cuál es el objetivo para innovar? ¿Crecimiento? ¿Diferenciación? ¿Nuevas líneas? ¿Nuevos mercados? ¿Rediseño de la experiencia del cliente? Es una pregunta que es indispensable responder: ¿Para qué queremos innovar? Si no se puede responder esta pregunta, si solo es por moda o porque “todos lo hacen y nosotros también” no vale la pena hacerlo.

La principal fuente de fracaso en los proyectos de innovación es porque no se tiene una estrategia detrás, porque no hay un motivo claro para innovar y posiblemente se estén cambiando prioridades sin causa objetiva.

Además de un propósito claro se requiere de otros tres ingredientes indispensables:
  • Propósito
  • Metodología y herramientas
  • Equipos de trabajo específicos preparados para hacerlo
  • Ecosistema que aporte los recursos y talento que falten a la organización.

Sin esos cuatro ingredientes y una dirección con “ganas de hacer innovación” pero no dispuesta a pagar su precio, la innovación será un buen deseo y un riesgo latente para su operación ordinaria.

La innovación y la operación ordinaria requieren de un espacio distinto, de una estrategia distinta, de un equipo y métricas distintas. La operación se enfoca en la eficiencia, la innovación en el descubrimiento; en estas ideas claras la innovación puede conducir al fracaso.

Jorge Peralta
@japeraltag

@idearialab


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