En ocasiones las ideas revolucionaras emocionan pero las vemos
lejanas, nos parecen inaccesibles o sólo aptas para personas sobresalientes y
nosotros nos vemos más bien cercanos a la normalidad. Sin embargo las ideas no
tienen precio, ni tampoco tienen tiempo, vienen cuando se conversan, cuando se
maduran en el diálogo en observar con claridad las necesidades de las personas,
tanto de los clientes como de los No clientes.
Cuando partimos de la situación actual, nos cuesta más mirar a
grandes distancias porque la realidad nos ata, sin embargo cuando intentamos
ampliar nuestra visión y vemos como otras organizaciones crecen
exponencialmente nos permite soñar y pensar que no nos falta capacidad sino nos
falta visión, capacidad de soñar, mirar más allá de los límites de nuestra
mente.
Entender como Airbnb ha crecido en 4 años para equiparar el mismo
tamaño de Marriot con 88 años nos lleva a pensar que ahí, en esa visión hay una
clara revolución; no hay otra forma de crecer exponencialmente si no es desde
una visión que rompe con los esquemas. Lo mismo han hecho Uber, google, etc.
todas tienen una gran visión que parte de un lugar fuera de la caja donde los
demás funcionan.
Estas historias nos tendrían que hacer reflexionar sobre nuestra actividad,
¿De verdad nos estamos poniendo metas grandes o nos estamos dejando llevar por
las inercias? Nos falta ambición, nos sobran miedos, nos aferramos a la
seguridad de lo que tenemos, nos preocupa adentrarnos en rutas de
incertidumbres.
En ese proceso, algunos esquemas como el de los círculos dorados
de Simón Sinek nos podrían ayudar a una reflexión más profunda para apoyarnos
en un punto de partida que nos lleve a poner la mirada más allá de lo que
podemos ver de forma ordinaria.
Las 4 preguntas clave que debemos plantearnos antes de comenzar el
análisis son las siguientes:
¿Para quién lo harás? ¿Por qué es importante hacerlo? ¿Cómo lo vas a lograr? ¿Qué harás?
De forma ordinaria nos enfocamos mucho en el qué y si acaso en el
cómo, tenemos una pasión por centrarnos en la ejecución eficaz y no en hacernos
preguntas que nos puedan mover del carril en el que circulamos.
Preguntarse ¿Para qué? Nos permitirá ponerle un propósito a
nuestra actuación. Simón Sinek nos señala que las organizaciones exitosas son
aquellas que nos comunican de forma eficaz el porqué.
“La gente no compra los productos que hacemos, compra las razones
por las cuáles lo haces. Si hablas al corazón de sus creencias, atraerás a los
que creen lo mismo”: Simón Sinek
Si primero nos centramos en aquellas personas a las que les
queremos cambiar la vida, después buscamos su propósito, lo que los hace
actuar, después pensamos en cómo lo podríamos lograr, los productos terminan
siendo una consecuencia de lo demás. Se trata de un proceso inverso al que
muchas empresas hacen: primero cuentan con un gran producto y luego buscan
quién se los puede comprar.
Se trata de pensar diferente, sino llegaremos a los lugares
comunes donde todos los demás también llegan, sino pensamos en grande no
llegaremos lejos. Las ideas revolucionarias, no llegarán a la primera, llegan
después de dar vueltas y vueltas con la mirada puesta en el futuro; después de
pensar y pensar, de probar y probar, de equivocarte una y más veces, de
intentar de nuevo con la mirada puesta en las personas a las que les queremos
cambiar el mundo podremos aspirar a algo más. Recuerda, como decía, Dalí: “ La
inspiración existe pero te debe encontrar trabajando”.
Jorge Peralta
@japeraltag
@idearialab
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