El rol de profesor ha cambiado de forma notable en este
siglo, principalmente porque el centro
de gravedad en el proceso de enseñanza ahora es el alumno y no el profesor.
Existen muchos otros canales de recibir contenidos valiosos, el acceso a las
grandes bibliotecas del mundo, a revistas on line, blogs, sitios web, etc., tal
vez el problema actual es contar con los criterios suficientes para la
selección de la información adecuada; hoy es más frecuente la parálisis por análisis
que la escasez de la información.
El valor más importante en un profesor ya no es la transmisión de
conocimiento, sino el de acompañar a los alumnos en su proceso de aprendizaje. Lo
más importante de su rol es generar la suficiente inspiración en sus alumnos
para que ellos se conviertan en los actores más importantes y centro de su
aprendizaje, ya no es importante que lo sepan todo sino que sean capaz de hacer
equipo y aprender juntos.
Al menos en el área de emprendimiento, el profesor corre el grave
riesgo de que sus alumnos vayan por delante de él y dejen de hacer aportaciones
valiosas a su formación. Definitivamente, se requiere un rol distinto, el
profesor debe ser ese personaje que acelere el contacto con la realidad y los
orille a validar lo más rápido posible con el mercado si el proyecto tiene
posibilidades de ser exitoso o no.
Los saberes prácticos requieren “práctica” y sin práctica
simplemente no se pueden desarrollar. Existen saberes prácticos que requieren
un conocimiento profundo detrás, es decir un conocimiento teórico sobre el
funcionamiento de las cosas que permite ejercer una práctica fundamentada y a
partir de ahí construir conocimiento nuevo. La diferencia radical consiste en
la capacidad de fundamentar la acción para que la acción genere conocimiento,
sin la acción no hay conocimiento nuevo y profundo.
- El proceso de emprender tiene varias etapas:
- La identificación de una problemática relevante.
- La generación de la idea a partir de la observación de la realidad y del pensamiento creativo para inventar o innovar.
- El aterrizaje en un producto o servicio que resuelva una problemática o aproveche una oportunidad.
- La construcción de un modelo de negocio viable.
- La puesta en marcha.
- El escalamiento
Un profesor-mentor para desarrollo de emprendedores requiere en
todas y cada una de estas etapas, un conocimiento teórico-práctico de otra
forma no tendrá profundidad, y enseñara lo que ha aprendido de libros y no con
su vida.
Por otra parte, emprendedores con posibilidades de adquirir ese
conocimiento teórico que les permita entender metodología y la madurez de
algunos casos de éxito o fracasos a cuestas, podrían convertirse en los
mentores que requieren las personas que han optado por ese camino profesional.
Ellos mismos estarían en posibilidad de acompañar a los nuevos emprendedores en
todo su proceso y no solo acompañarlos como un externo sino incluso
involucrarse en el capital de la nueva empresa y convertirse en socio de sus
alumnos, convertirse en un profesor-mentor-inversor.
Un profesional que comparte su experiencia, acompaña a otros
emprendedores, los ayuda con su consejo y al mismo tiempo puede reinventarse e
invertir constantemente en nuevas empresas cambia el paradigma del profesor que
forma emprendedores. ¿Estarán las instituciones académicas listas para este
nuevo perfil de profesor-mentor-inversor? ¿Tú que opinas?
Jorge Peralta
@japeraltag
www.innovaciondisruptiva.mx
@innovadisrup
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