Hoy la innovación se ha puesto de moda,
todos quieren innovar, incorporan la palabra “innovación” en sus marcas, en sus
valores, en su misión, etc., sin embargo en mucho casos se esta convirtiendo e
un lugar común sin rumbo y sin significado.
La realidad es que la innovación tiene su
límite en la organización, una empresa podrá innovar hasta donde su propia
organización lo permite. No solo tiene que ver los recursos que se destinan
para ello sino la forma en la que la cultura de la organización manejan sus
procesos de cambio.
¿Quieres saber que tan capaz es una
organización para innovar?
Tienes que analizar la forma en la que
procesan sus errores, las actitudes que premian y las que toleran, la forma en
la que el mérito decide sobre el crecimiento de las personas, la capacidad que
tienen para desprenderse de sus paradigmas, la forma en la que piensan en el
futuro, si están más preocupadas por cuidar el status quo o quieren ir hacia
delante. Todas estas razones están más relacionadas con el comportamiento
humano que con la tecnología, de tal forma que el eje de la innovación esta
centrado den la persona.
Aquellas empresas en las que todo mundo
es tan educado que los mediocres no se sienten incomodos aportando poco porque
bien saben nadie les dirá nada; aquellas en las que se puede “nadar de
muertito” siendo muy correcto aún cuando no se aporte nada a la organización;
aquellas en las que se desea más agradar a todo mundo para no entrar en
conflicto con nadie; etc. Esas son las organizaciones en las que difícilmente
hay cambios porque la mayoría esta interesado en que todo siga igual.
La cultura de la innovación tiene sus
detonadores, no hay una cultura innovadora sino hay un loco innovador detrás,
que este impulsándola, esas personas que en ocasiones pueden ser conflictivas
por meterle un estrés a la organización por sacarlos de su zona de confort,
pero que tienen el arrojo necesario para inspirar a otros, esa capacidad para
generar lealtades cuando se plantean metas grandes y se va por delante poniendo
el ejemplo. No es posible la innovación sino hay un innovador detrás que
propicie una organización con cultura de innovación.
La innovación requiere autenticidad, una
visión del futuro prometedora e inspiradora, sin embargo esto es poco sino se
cuentan con las herramientas suficientes para caminar por senderos poco
trazados donde más bien se tiene que abrir brecha por lo desconocido. Para ello
se requiere un proceso que nos vaya dando luces en el camino y que permita
manejarse en incertidumbre pero que al mismo tiempo nos vaya orientando sobre
si vamos avanzando o no con nuestros objetivos.
Este proceso permitirá poner las bases de
la ruta de la innovación. Ordinariamente se plantean ámbitos claros en los que
se busca la transformación: nuevos productos, nuevas experiencias, nuevos
canales de distribución, fortalecer ventajas competitivas, nuevos mercados,
diseños organizacionales nuevos, etc. Cada uno de ellos requerirá un proceso de
cambio propio, desde el diseño de la propuesta hasta su puesta en marcha y continuando
con su monitoreo periódico que permita un análisis de los resultados.
Un proceso que te puede ser útil cuando
te has decidido a innovar y te permite tener un hilo conductor es el método que
hemos venido construyendo a lo largo de estos años:
- Definir la estrategia. ¿Hacia donde vamos? ¿Cuál es nuestro propósito como empresa? ¿En que temas seremos los mejores? ¿Qué cosas nos hacen verdaderamente diferentes a los clientes?
- Definir los objetivos de la innovación. ¿Para qué queremos innovar si así estamos bien? ¿Cuál es nuestro propósito para meternos en un proceso de innovación?
- Construir una cultura de innovación. NO puede existir innovación sin innovadores que la pongan en marcha.
- Seguir un método para la generación y filtrado de ideas con el objetivo de convertirlas en proyectos, a través de herramientas de pensamiento divergente y convergente.
- Definir un equipo de ejecución con métricas que permita medir el avance del proceso y el impacto en los beneficios cuantitativos y cualitativos planteados.
Sin un proceso para innovar y una cultura
de innovación para llevarla a cabo, las buenas intenciones serán solo eso:
buenas intenciones. ¿Tú que opinas?
Jorge Peralta
@japeraltag
@innovadisrup
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