Cuando le preguntas a un joven universitario sobre la posibilidad
de emprender en lugar de conseguir un empleo casi siempre responde:
“ Me gustaría pero quisiera trabajar un par de años para agarrar
experiencia y después emprender”
La realidad es que pasados ese par de años pocas veces esa
intención de emprender se convierte en hechos.
Cuando preguntas sobre que le faltaría para decidirse a emprender
además da la experiencia, la respuesta más mencionada tiene que ver con la
falta de recursos para invertir en un su proyecto, pero la realidad es que
aquellos proyectos que resuelven un problema relevante de forma innovadora y
son planteados correctamente por un equipo emprendedor talentoso casi siempre
encuentran fuentes de recursos interesados en ellos y en sus proyectos.
Esta situación es muy similar a la que sucede con las empresas ya
constituidas para comenzar proyectos innovadores, en muchas ocasiones el
pretexto perfecto es la falta de recursos para comenzar proyectos innovadores; la
realidad es que los proyectos innovadores escasean más por falta de pasión y de
visión que por los recursos, porque siempre hay posibilidades de avanzar cuando
algo verdaderamente importa.
¿Qué es lo que sucede entonces con los nuevos proyectos tanto proyectos
emprendedores como de proyectos innovadores en las empresas? ¿Es la falta de
recursos la que impide que se desarrollen?
Es probable que la limitación de recursos sea un impedimento para
algunos, para aquellos en los que se requiere gran infraestructura, pero en
muchos otros casos la barrera más imposible esta relacionada con el miedo. Si,
así como lo oyes, el miedo.
El miedo tiene un aspecto positivo, nos pone en señal de alerta cuando un peligro se avecina, pero si el miedo viene de adentro, de la desconfianza, es una sensación que nos nubla la mente y nos impide actual con libertad.
El miedo tiene un aspecto positivo, nos pone en señal de alerta cuando un peligro se avecina, pero si el miedo viene de adentro, de la desconfianza, es una sensación que nos nubla la mente y nos impide actual con libertad.
El miedo es un cáncer que impide la acción, que limita la visión,
que lleva a desconfiar de tus capacidades y talentos, que te lleva a construir
una barrera de que es imposible de que los demás derriben, sólo tu tienes la
posibilidad de vencerlos. Los miedos impiden seguir tus sueños, incluso impiden
soñar, dejándote con los pies en el suelo o volando bajito.
El miedo a fallar es natural, más aún si ya te has golpeado
fuerte, si ya has caído, otras veces, si otros se encargan de hacerte ver “lo
peligroso que es intentarlo de nuevo”. Se genera una especie de trauma que
impide intentarlo nuevamente, ya sea porque las heridas siguen vivas o porque
se genera una desconfianza en las capacidades o porque el futuro se ve más
negro de lo que en realidad es.
En muchas ocasiones se puede concluir que los riesgos son reales,
que tampoco es sano dejarse llevar por un optimismo desmedido que no te lleve a
medir adecuadamente los riesgos posibles. Será necesario analizar a profundidad
los hechos y en más de una ocasión pedir
consejo. En muchas otras después de hacer los análisis necesarios llegarás a la
conclusión de que la principal razón para no seguir tus sueños es el miedo, no
la falta de recursos, no la falta de apoyos, no la falta de consejo de mucha
gente que quiere ayudar.
Cuando te vas haciendo mayor y los más jóvenes te piden consejo
sobre emprender, cada quien platica de lo que ha sido su historia, los
emprendedores impudentes los empujamos a seguir su sueño a pensar en el “cómo
si” y otros más “prudentes” los previenen sobre todos los riesgos existentes
que en realidad son un espejo de sus miedos: que la crisis, que el dólar, que
la economía, que la inseguridad, y un largo etcétera.
Es el miedo el que impide intentarlo, es el miedo el que te
paraliza, es el miedo que avanza como el cáncer y que no te deja soñar de
nuevo. Es mejor fracasar después de darlo todo, que fracasar por no intentarlo.
¿Tú que opinas?
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Jorge Peralta
@japeraltag
@innovadisrup