miércoles, 31 de diciembre de 2014

Aprendizajes de 2014 y propósitos para 2015

Llega una edad en la que más vale que reflexiones tus aprendizajes al final de cada periodo porque no puedes permitir que pase el tiempo sin dejar fruto.

2014 fue un año muy intenso, rico en experiencias, con periodos de dificultad por las condiciones económicas de nuestro país y por supuesto por lo que hemos dejado de hacer de forma personal y con el equipo de trabajo. Conviene hacer esta reflexión porque es la oportunidad para mejorar y poner manos a la obra para 2015.

Hace unos días me impacto mucho la muerte de un colega, mi buen amigo Rafael Hinojosa. Solo nos vimos una vez personalmente hace aproximadamente dos años, pero al vivir en distintas ciudades nos llevó desde entonces a compartir por skype, por teléfono y por correo coincidencias profesionales y personales a través de las cuales pudo transmitirme su alegría por vivir.

Su repentina muerte a temprana edad (casi la misma que yo) lleva a la reflexión de que no tenemos la vida comprada y que conviene vivirla con intensidad, dando lo mejor de cada uno a los demás. En eso Rafael me dejo muchas enseñanzas.

Mis aprendizajes en 2014:
  1. Elige bien a tus clientes. Si la empresa no busca una transformación real o un avance que implique el compromiso del máximo nivel de la organización sino más bien un tema mas puntual como un ajuste a su sistema de retribución o una revisión de sus precios de venta, lo más seguro es que busque un servicio de consultoría más estándar no una consultoría especializada en innovación.
  2. Precios acorde al valor. Si se trata de servicios diferenciados del estándar, los precios no pueden ni deben ser estándar.
  3. Se requiere un equipo de innovadores. La innovación solo se logra a través de innovadores, los innovadores deben estar en tu equipo pero también en los equipos de trabajo del cliente, de otra forma será muy difícil de poner en práctica.
  4. Mejorar el Marketing. México y Latinoamérica es un mercado en crecimiento que requiere servicios diferenciados de consultoría basada en conocimiento, sin embargo las empresas buscan mayor certeza en empresas extranjeras que muestran mejores credenciales y tienen un mejor marketing.
  5. En casa del herrero el azadón es de palo. Sin una organización interna que lleve los procesos internos se pueden descuidar aspectos en la operación diaria que tienen un alto costo y que podrían mejorarse sustancialmente.
  6. Establecer más y mejores alianzas. Cada vez que la operación propia se puso en riesgo, fue posible establecer colaboraciones con aliados valiosos que no sólo ayudaron a cumplir los compromisos sino que además enriquecieron la oferta. Hacer uso del ecosistema de innovación y emprendimiento local es de mucha utilidad.
  7. Decir no a los subsidios. Mis experiencias en todo lo relacionado con los subsidios nunca han sido buenas, posiblemente soy la excepción pero me han demostrado que no funciono bien con ese ingrediente, seguramente a mucha gente le funcionan pero a mi no. Se han convertido un obstáculo para que muchos proyectos comiencen y otros avancen al ritmo debido.
  8. Aprender continuamente genera valor si lo sabes usar. Cada vez que me metí con profundidad a leer sobre los temas que me interesan o tome un curso sobre un método nuevo, su influencia sobre las herramientas propias y sobre los servicios que ofrezco son evidentes y gratas. No quiero convertirme en un sabio pobre, quiero aprovechar el conocimiento para generar valor.
  9. Cuidado del descanso debido. Cuando me excedo en mis horarios de trabajo y descuido el descanso y la alimentación el impacto en la salud y en la calidad del servicio que ofrezco también son evidentes. Siempre son un reflejo de falta de disciplina y organización.
  10. La familia y la vida personal. Ningún cliente es más importante que tu familia, que es tu proyecto más importante. Poner en conflicto estas dos partes importantes de tu vida, generalmente son por un desorden y tu falta de organización.
Mis propósitos para 2015:
  1. Equilibrio. Dedicarle el tiempo adecuado a cada aspecto a mi vida será lo más importante.
  2. Priorizar correctamente las actividades profesionales. Identificar aquellos proyectos en los que generaré más valor para otros y para mi organización.
  3. Avanzar en la construcción de una organización innovadora capaz de ofrecer valor a otras muchas organizaciones que busquen transformarse e innovar para ser mejores.
  4. Leer y estudiar más para permanecer en la vanguardia de mi actividad.
  5. Mejorar mi marketing para dejar de vender y buscar que mis clientes me compren más.
  6. Elegir bien las alianzas. Es más fácil y genera más valor trabajar con gente de diferentes maneras de pensar pero que coincidan en la pasión, el talento, la madurez y el gusto por lo que hacen.
  7. Emprender de nuevo. En nuevos campos, haciendo equipo con emprendedores jóvenes que necesiten un mentor y socio con cicatrices y con el alma joven.
  8. Buscar la internacionalización. América Latina nos espera con muchas oportunidades por aprovechar.
  9. Trabajo duro e inteligencia necesitan ir juntos. Casi siempre serán necesarias muchas horas de trabajo, pero más vale que vayan acompañadas de inteligencia porque de otra forma el fruto tardará más en llegar.
  10. “Pa tras ni pa tomar vuelo”. Aún cuando lleguen momentos duros hay que perseverar.
No quise poner más para comenzar desde el primer día a ponerle foco a lo importante y concentrar mi esfuerzo en aquello que vale más la pena.

La muerte llegará cuando Dios quiera, así como le sucedió a mi amigo Rafael, justo cuando pensábamos que tenía todavía mucho que aportar, sin embargo Dios nos llama siempre en el mejor momento. Cuando ese momento llegue, quisiera que me encontrara trabajando y poniéndole pasión a lo que traigo entre manos para que también me encuentre listo.


Te deseo un estupendo 2015, que sea un año en el que logres ser mejor persona y darte más a los demás, lo demás es lo de menos.

Jorge Peralta
@japeraltag

www.innovaciondisruptiva.mx
@innovadisrup

sábado, 27 de diciembre de 2014

7 características de una organización innovadora

El 2014 fue un año rico en experiencias al tratar con un buen número de organizaciones valiosas que nos permitieron trabajar en sus procesos de transformación. Empresas de los más diversos giros como productos industriales, empresas de servicios, empresas de productos de consumo, y otras más, nos permitieron apoyarlos en la ruta de su crecimiento.

Todas estas organizaciones coincidían en el deseo de crecer y de construir ventajas competitivas que las hicieran distintas a sus competidores y les ayudara a mantenerse en las preferencias de sus clientes. Sin embargo pasar de los buenos deseos a las acciones para lograr los resultados esperados, tiene un trecho muy grande. Para ello hace falta una organización que tenga capacidad de ejecución. Sin una organización innovadora los resultados tardarán en llegar.

Los resultados de la innovación en una organización dependen de sus capacidades para desarrollar la innovación, es decir de correr el riesgo de tomar acciones orientadas a cambios en la forma de proceder por los nuevos productos, servicios o procesos que se llevarán a cabo en la organización y estar en posibilidades de ser exitoso.

Esa forma de proceder se denomina “cultura innovadora” que es la forma natural en la que se desempeña un equipo de trabajo. Esta cultura innovadora capacita a una organización para estar en constante cambio, en un aprendizaje permanente, con capacidades para adaptarse a los cambios, a nuevos contextos, a nuevas tecnologías, a nuevos modelos de negocio. Se trata de esa forma de proceder en la que todos avanzan en una dirección aún cuando no exista una supervisión estricta. Como sucede en algunos equipos de fútbol cuando parece que "todo mundo sabe a qué juega".

La innovación es el camino a través del cual se transforman las ideas en valor; la innovación es la manera de concretar la estrategia de la misma forma en la que lo hacía la planeación en otro momento de la historia.

La cultura innovadora tiene capacidad para generar nuevas ideas, convertirlas en proyectos, definir un plan de acción, responsabilizar a personas concretas del resultado, definir una métrica y darle un seguimiento constante para medir los avances. Si te falta alguna de ellas lo más probable es que todavía tengas áreas de oportunidad para tu organización.

¿Cómo se forma una cultura innovadora que sea capaz de llevar a la organización por el camino de la continua transformación y crecimiento? ¿Las organizaciones innovadoras tienen algunos elementos en común? Desde mi punto de vista si existen algunos que te comento a continuación:

  1. Liderazgo. Más que un líder que de buenos discursos, la organización innovadora requiere de un ejemplo que ponga la muestra en la gestión del riesgo, es decir que vaya por delante y que corra los riesgos del cambio. No existe organización que quiera ir por delante de su sector si no esta dispuesta a correr ciertos riesgos.
  2. Alineamiento de la organización. Los nuevos proyectos suelen ser detenidos por el status quo de la organización. Todo aquello que rompa con los procesos ya establecidos no será bien visto por los equipos de trabajo si falta un convencimiento colectivo de que el futuro requiere hacer cosas distintas. Si los nuevos proyectos no van acompañados del liderazgo adecuado muy posiblemente no funcionarán.
  3. Foco en la meritocracia. La burocracia mata la innovación. En una cultura innovadora la motivación intrínseca es más importante que los incentivos, pero los incentivos mal enfocados pueden obstaculizar el trabajo en equipo y el foco en lo importante. La forma en la que se castiga el error condiciona en mucho el deseo de participar de las personas en una organización, si esta prohibido equivocarse nadie querrá intentar nada nuevo por el riesgo a fallar. Si cualquiera puede proponer ideas independientemente de su rol en la organización, ofrece un espacio de libertad al equipo para participar activamente en el cambio aun con los riesgos inherentes a él. Las culturas innovadoras son poco jerárquicas y apuestan por la transversalidad evitando silos y feudos en los distintos departamentos. Un equipo innovador secunda los proyectos del líder pero también cuestiona y propone lo que deba proponer para generar los mayores consensos y llegar más lejos.
  4. Apoyarse en un método. La organización innovadora se apoya en un método para innovar, usar herramientas claras para cada uno de sus objetivos, de otra forma el proceso de innovación se vuelve anárquico. Si bien en algunas etapas lo que se busca es justo despertar la creatividad quitando las ataduras mentales a esquemas pre-hechos, también es necesario usar herramientas concretas para esperar resultados adecuados al esfuerzo.
  5. Proyectos y resultados concretos. La innovación real pasa del discurso a los hechos, se necesitan proyectos y resultados reales. También es posible que existan fracasos pero la relación entre éxitos y fracasos siempre debe ser positiva, de otra forma será imposible creer en la innovación como camino al éxito. Las métricas serán importantes para medir el avance de las acciones y ver si conviene avanzar o cambiar.
  6. Organización abierta a ideas y talento externo. Hoy es muy difícil encontrar todo el talento de forma interna. Conviene acercarse a otros talentos fuera de la organización para complementar capacidades, para ampliar horizontes. La cultura innovadora es todo lo contrario a las culturas endógenas donde se niega la posibilidad de talento fuera de los muros de la organización. Lo importante no es el origen de las ideas y sus oportunidades sino la capacidad de ejecutarlas creativamente en el contexto particular.
  7. Generosidad. Si se percibe un ambiente en el que todo mundo sabe darse, ofreciendo siempre algo más de lo que en justicia corresponde, se construyen las condiciones adecuadas para llegar más lejos. En un ambiente de generosidad existen menos disputas, todos saben corresponder a la abundancia con la que reciben. En estos detalles los que hacen cabeza también van por delante en dedicación y esfuerzo.

Sin una organización innovadora es muy difícil avanzar en un proceso de innovación. Las organizaciones que no son aptas para innovar se convierten en organizaciones que viven ancladas a un mundo que ya ha cambiado y con un mercado que se encargará de hacerles ver su obsolescencia.


En el 2015 espero poner las bases para que mi organización sea una organización innovadora. ¿Tu que opinas?

Jorge Peralta
@japeraltag

www.innovaciondisruptiva.mx
@innovadisrup

sábado, 20 de diciembre de 2014

Los subsidios a la innovación hacen más daño que bien

Desde hace años me he cuestionado sobre el rol de los apoyos públicos a los proyectos de innovación. En más de una ocasión me ha llegado la tentación de promover el uso de estos apoyos públicos y en algunos casos hasta ofrecer la gestión de los mismos como parte de la oferta de valor. Sin embargo cada vez me convenzo de que es un error confundir el desarrollo de un proyecto de innovación con una gestión de fondos, es decir con un tramitólogo profesional.

También en más de una ocasión me ha tocado ver que se han cancelado proyectos porque “no se recibió el apoyo”. Llego a la conclusión de que muchas empresas que buscan apoyos, en realidad no buscan innovar sino obtener subsidios bajando fondos públicos.

Después de esas dudas existenciales de usarlos o no, de buscarlos o no, he aprendido que caminar esa ruta es buscar un camino fácil, que lo único que logran es abaratar los precios de los proyectos de innovación. En muchos otros casos se ven como un camino de arrancarle recursos al gobierno de turno aún cuando no se vea el proyecto como algo indispensable o algo que generará mucho valor, y en mucho otros casos, están más interesados la consultora, el centro tecnológico o la aceleradora en que se haga el proyecto incluso que el mismo cliente porque obviamente de ahí generan su ingreso.

Innovar es muy sexi, pero pocos corren el riesgo de hacerlo

Cuando las empresas no están dispuestas a innovar, no están dispuestas a invertir, a diseñar un plan y mucho menos a correr el riesgo que las cosas salgan mal en realidad no quieren innovar, quieren llamarle a innovación a algo que no lo es.

Un inconveniente más son los tiempos, las instituciones públicas tienen sus tiempos, sus convocatorias tienen fechas límite, también para usar los recursos hay fecha lómite y para entregar los reportes también. En ocasiones se ha llegado al absurdo de recibir el recurso días antes de la fecha límite para usarlos llevando a todos a una simulación de ejecución. En otras ocasiones, los proyectos se aceleran o se retrasan según los tiempos de las instituciones y no los del mercado o los de la visión del empresario.

Los apoyos o el dinero regalado nunca dejarán de ser atractivos, genera teóricamente rentabilidades infinitas; pero lo que pocas veces se ve, es que genera costos ocultos que en ocasiones los vuelve poco rentables. Tal vez el más grave de esos "costos ocultos" es la perversión que genera en las organizaciones al volcarse en cumplir una tramitología perdiendo la esencia de su propia propuesta de valor que es donde tienen su razón de ser. En esencia, por unos cuantos pesos pierden el rumbo.

En ocasiones también se entra en el falso dilema de si se trata de una innovación incremental o disruptiva o bien si se trata de innovación tecnológica o no tecnológica. Las empresas deben buscar la innovación que necesitan para trascender y llegar a donde quieren llegar; la mayor parte de las veces es una combinación de todas ellas, para ser la innovación que realmente necesitan.

Es verdad que en Latinoamérica pocas empresas se han decidido verdaderamente a innovar y aún cuando todas las empresas quieren vender más y quieren avanzar, muchas de ellas lo quieren hacer por el camino de la mejora continua no por el camino de la innovación. Por esta razón, el innovador debe seleccionar muy bien a sus clientes e involucrarse en proyectos que puedan ser transformadores, de otra forma se corre el riesgo de hacer una consulta más estándar, como cualquier otra y de eso existe una sobre oferta y por lo tanto serás uno más.

El cierre de un ciclo como el fin de un año, da motivos para la reflexión, para hacer un poco de examen y decidir que pasos dar para el próximo año. Será necesario dejar cosas, poner foco en otras, tomar decisiones. Tomar decisiones implica acciones para que verdaderamente se pongan en marcha y para eso es un buen inicio el comunicarlo, así sentirse comprometido y no bajar la guardia.

Para 2015 quisiera participar en proyectos que verdaderamente cambien el rumbo de las empresas y que aún en un ambiente económico adverso las empresas puedan crecer porque siempre hay espacio para las empresas innovadoras. No quiero participar en proyectos con subsidios o que dependan del subsidio para llevarse a cabo porque pervierten el interés de todos los involucrados.


Espero cumplir mi propósito para 2015 ¿Tú que opinas?

Jorge Peralta
@japeraltag

www.innovaciondisruptiva.mx
@innovadisrup

sábado, 13 de diciembre de 2014

La innovación requiere un método. Método ID.

Hoy la innovación se ha puesto de moda, todos quieren innovar, incorporan la palabra “innovación” en sus marcas, en sus valores, en su misión, etc., sin embargo en mucho casos se esta convirtiendo e un lugar común sin rumbo y sin significado.

La realidad es que la innovación tiene su límite en la organización, una empresa podrá innovar hasta donde su propia organización lo permite. No solo tiene que ver los recursos que se destinan para ello sino la forma en la que la cultura de la organización manejan sus procesos de cambio.

¿Quieres saber que tan capaz es una organización para innovar?

Tienes que analizar la forma en la que procesan sus errores, las actitudes que premian y las que toleran, la forma en la que el mérito decide sobre el crecimiento de las personas, la capacidad que tienen para desprenderse de sus paradigmas, la forma en la que piensan en el futuro, si están más preocupadas por cuidar el status quo o quieren ir hacia delante. Todas estas razones están más relacionadas con el comportamiento humano que con la tecnología, de tal forma que el eje de la innovación esta centrado den la persona.

Aquellas empresas en las que todo mundo es tan educado que los mediocres no se sienten incomodos aportando poco porque bien saben nadie les dirá nada; aquellas en las que se puede “nadar de muertito” siendo muy correcto aún cuando no se aporte nada a la organización; aquellas en las que se desea más agradar a todo mundo para no entrar en conflicto con nadie; etc. Esas son las organizaciones en las que difícilmente hay cambios porque la mayoría esta interesado en que todo siga igual.

La cultura de la innovación tiene sus detonadores, no hay una cultura innovadora sino hay un loco innovador detrás, que este impulsándola, esas personas que en ocasiones pueden ser conflictivas por meterle un estrés a la organización por sacarlos de su zona de confort, pero que tienen el arrojo necesario para inspirar a otros, esa capacidad para generar lealtades cuando se plantean metas grandes y se va por delante poniendo el ejemplo. No es posible la innovación sino hay un innovador detrás que propicie una organización con cultura de innovación.

La innovación requiere autenticidad, una visión del futuro prometedora e inspiradora, sin embargo esto es poco sino se cuentan con las herramientas suficientes para caminar por senderos poco trazados donde más bien se tiene que abrir brecha por lo desconocido. Para ello se requiere un proceso que nos vaya dando luces en el camino y que permita manejarse en incertidumbre pero que al mismo tiempo nos vaya orientando sobre si vamos avanzando o no con nuestros objetivos.

Este proceso permitirá poner las bases de la ruta de la innovación. Ordinariamente se plantean ámbitos claros en los que se busca la transformación: nuevos productos, nuevas experiencias, nuevos canales de distribución, fortalecer ventajas competitivas, nuevos mercados, diseños organizacionales nuevos, etc. Cada uno de ellos requerirá un proceso de cambio propio, desde el diseño de la propuesta hasta su puesta en marcha y continuando con su monitoreo periódico que permita un análisis de los resultados.

Un proceso que te puede ser útil cuando te has decidido a innovar y te permite tener un hilo conductor es el método que hemos venido construyendo a lo largo de estos años:
  1. Definir la estrategia. ¿Hacia donde vamos? ¿Cuál es nuestro propósito como empresa? ¿En que temas seremos los mejores? ¿Qué cosas nos hacen verdaderamente diferentes a los clientes?
  2. Definir los objetivos de la innovación. ¿Para qué queremos innovar si así estamos bien? ¿Cuál es nuestro propósito para meternos en un proceso de innovación?
  3. Construir una cultura de innovación. NO puede existir innovación sin innovadores que la pongan en marcha.
  4. Seguir un método para la generación y filtrado de ideas con el objetivo de convertirlas en proyectos, a través de herramientas de pensamiento divergente y convergente.
  5. Definir un equipo de ejecución con métricas que permita medir el avance del proceso y el impacto en los beneficios cuantitativos y cualitativos planteados.



Sin un proceso para innovar y una cultura de innovación para llevarla a cabo, las buenas intenciones serán solo eso: buenas intenciones. ¿Tú que opinas?

Jorge Peralta
@japeraltag


@innovadisrup

sábado, 6 de diciembre de 2014

Dejar de mirarse el ombligo para mirar al mundo

Es muy difícil imaginar el futuro y por ello preferimos aferrarnos a lo que tenemos entre manos. Es más fácil pensar en eficiencias de las que recojamos sus beneficios en el corto plazo que pensar en innovaciones que transformen mercados porque requerirán un periodo de retorno más rápido.

De la misma forma hemos escuchado hasta la saciedad que conviene meterse a mercados muy grandes porque “aún cuando tengas un pequeño % del mercado” tendrás un negocio muy grande.

Esas dos premisas llevan a muchos emprendedores a pensar en modelos de negocio que transformen un poco lo que ya existe (eficiencias o innovación incremental) con la intención de capturar rápidamente una parte del mercado sin tanto esfuerzo. Un proyecto de esta naturaleza puede convertirse rápidamente en un negocio rentable. La pregunta de fondo será: ¿será este negocio una oportunidad para transformar un sector o para construir uno nuevo? ¿Tendrá el suficiente empaque para ser un modelo de negocio en crecimiento constante o será una idea para autoemplearse”

¿Será que estamos viviendo en el mundo de la inmediatez y queremos lograr beneficios lo más rápido posible y sin esfuerzo? ¿será una pereza intelectual de no buscar nuevas alternativas? ¿será el miedo a fracasar y no correr riesgos? Entre más retadora sea la idea de negocio posiblemente sea más transformadora de la realidad y por lo tanto implique más riesgos, además de meterse en un terreno de incertidumbre entre mayor sea la disrupción.

Con frecuencia, en los talleres de innovación que me toca moderar para algunas empresas, después de un ejercicio de generación de ideas conviene usar alguna herramienta de pensamiento convergente para filtrar las ideas y encontrar aquellas que más posibilidades de éxito tengan.

En ese ejercicio suelo usar dos criterios para la priorización de ideas: impacto y factibilidad, el cual permite encontrar aquellas ideas que por su impacto y factibilidad tienen más posibilidades de impactar el resultado esperado. Siempre comienzo el ejercicio preguntando a la audiencia con cuál de las variables sugieren comenzar y en una gran mayoría de los casos prefieren comenzar con factibilidad en lugar de impacto.

Tenemos una tendencia a dejar de soñar, a ser muy prudentes, muy objetivos, muy realistas  y muy racionales, caminando por rutas muy seguras, a ponernos retos que puedan parecer alcanzables y lógicos. Nos da mucho miedo fallar, equivocarnos y exponernos a la murmuración de los demás, nos da miedo a que nos llamen “fracasados”. Preferimos volar bajito por miedo a la caída, si volamos bajito el golpe será pequeño.

El concepto de validación no es todavía algo extendido y común, si bien es un tema de “sentido común” los muchos estudios nos han oscurecido el sentido natural de pensar y nos hemos sofisticado, confiando más en los datos y en las matemáticas que en la intuición.

Como nos comentan Paul Ahlstrom y Natan Fur en “Nail it tan scale it” la mayor fuente de fracaso en las empresas es buscar las crecer antes de validar el modelo. Validar es justamente la medicina más barata para equivocarse, porque sucederá en una etapa en la que hemos invertido poco tiempo, poco dinero y tal vez muchas ideas y pensamiento, pero afortunadamente esas son “gratis”.

Esto que suena natural en un startup ¿Cómo puede practicarse en una empresa? Porque las empresas ya tienen sus condicionamientos de recursos económicos, talento, estructura, etc. La realidad es que las empresas ya constituidas tienen más condicionamientos que un startup y que desafortunadamente, en muchos casos, las convierten en organizaciones poco flexibles que son proco propensas a innovar y a transformarse.

Los condicionamientos que tiene una empresa para el cambio casi siempre se identifican con la falta de recursos, la falta de tiempo, la falta de apoyo, la falta de financiamiento. Todas ellas suelen ser causas ciertas pero tal vez la mayor causa es falta de visión y de liderazgo, que comienza por ausentarse en los que hacen cabeza en la organización y termina por permearse al resto de la organización.

La innovación no tiene un ambiente adecuado en las organizaciones burocráticas y jerárquicas en las que importa más agradar al jefe que pensar en el cliente, en las que se ha cambiado el foco de la generación de valor por el de seguir políticas que poco tienen que ver con el cliente. Organizaciones barrocas en las que la forma se vuelve más importante que el fondo, en las que importa más el apellido que el talento, en las que se mira más al pasado que al futuro, en las que prefieren mirarse el ombligo que mirar al mundo.

Lo más importante en un proceso de transformación será pensar en grande y liberar el potencial de las personas para que el cambio no sólo tenga un motor, el del líder sino más motores que permitan hacer del cambio no una propuesta más sino el ADN de toda organización.

Las empresas hoy más que nunca deben plantearse seriamente si quieren sobresalir presentando propuestas de valor únicas, diferentes capturando las emociones de las personas a las que se pretende servir o ser uno más con propuestas en las que el precio se convierte en lo más importante.

En ocasiones pareciera que escasea más el talento y el liderazgo que los recursos.

¿Tu que opinas?

Jorge Peralta
@japeraltag


@innovadisrup